Amelia
Hoy Amelia cumple ochenta y nueve años, aunque ella dice que
en realidad cumple quince, y es la verdad, porque ella es la niña bonita, la
más bonita de la casa.
A sus quince años Amelia tiene muchos amigos, siempre está hablando
con alguno de ellos y en cuanto la conoces un poquito entiendes que es normal
que siendo cómo es tenga tantos amigos. Amelia es enérgica, peleona y muy muy
divertida, siempre está bromeando y tomándole el pelo a todos los de su
alrededor. A veces es un poco gruñona, sobre todo cuando alguien que no conoce
mucho se presenta en su casa, pero lo normal es que vaya por el pueblo
repartiendo alegría e inundando a todo el mundo con sus ganas de vivir, porque
ante todo, eso es lo que ella tiene, muchísimas ganas de vivir.
Amelia tiene muchísimas aficiones, siempre tiene algo que
hacer, pero a veces también se aburre, y es entonces cuando aprovecha para
cantar, su canción favorita es esa que
dice: “Una vieja muy revieja, más vieja
que San Antón, se echó las tetas al hombro, y le arrastraba el pezón, ay
lerelelere ay lereleleron…” Aunque
en realidad, se aburre poco porque siempre tiene algo que hacer. Teje las mantas
más bonitas del mundo, con lanas de mil colores, y también hace manteles,
tapetes para las mesas, jerseys para su nieto pequeño…y todo lo que se pueda imaginar
con aguja e hilo. También le gusta cocinar caracoles y sacarlos a que les dé el
sol en el patio de su casa y su nieta mire embobada como intentan escapar de la
olla, ¡y qué caracoles! ¡qué ricos le
salen!. Le encanta jugar al parchís aunque es muy fullera y siempre termina
haciendo trampas sin que te des cuenta. Cuando ya ha hecho todo esto se sube al
Monumento, a sentarse en un banco con sus hermanas, y así pasan la tarde,
sentaditas y riendo sin parar. Con sus manos preciosas pinta los cuadros más
bonitos de todo el pueblo, descendiente de músicos lleva el arte por su sangre.
Su color favorito no es el rojo, es el colorao
.Odia el chocolate y también la leche. “A mí eso me da un asco que me muero”
dice siempre cuando lo ve, y nunca ha probado las lentejas.
Todo esto a Amelia, a veces parece que se le olvida, pero si
miras con muchísima atención a través de esos ojos mitad grises mitad azules,
puedes ver todavía a esa niña de esos quince años, a la niña bonita que te hace
un guiño y te brinda una sonrisa, a la niña de mis ojos.
A mi me gustaba que la niña bonita me cantara "la Marta la del moñete" y se riera de él.
ResponderEliminarSi vuelves seguro que lo hace :)
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